jueves, 16 de junio de 2016



      6.2.¿Se debe hacer todo lo que se puede hacer? 

  
La aplicación a embriones humanos de técnicas empleadas para conseguir clones de animales ha levantado en los últimos años una gran polémica en torno a las prácticas con embriones.
        Se argumenta, con razón, que la clonación humana puede degenerar fácilmente en aberraciones asombrosas:
        * Los niños pueden ser elaborados en la probeta y luego congelados, hasta que a los padres –a la madre o al padre– les venga bien.
        * Se puede fabricar un solo niño, o varios en serie, lo cual proporciona indudablemente una mayor seguridad, puesto que así siempre se pueden tener “niños de repuesto” para el caso de que el primero elegido sufra algún lamentable accidente (o por si hacen falta “piezas de repuesto”, si el hijo resulta tener algún “fallo de fábrica”).
        * Evidentemente, los niños que en su desarrollo embrionario manifiesten algún defecto, son inmediatamente eliminados (la calidad es lo que cuenta).
        * Se puede elegir el sexo, y quizá dentro de poco, la estatura, el color del pelo o de los ojos, y hasta el coeficiente intelectual. Se podrían crear personas que carecieran genéticamente de algunas características, o que tuvieran otras: por ejemplo, una raza de personas dóciles, que se dedicaran a las tareas más desagradables de la sociedad.
        Algunos aseguran que mediante este tipo de técnicas se podría conducir a la raza humana a un tipo de perfección previamente programada. Pero los riesgos de semejantes manipulaciones son imprevisibles, sobre todo pensando en las ideas sobre la perfección que puedan tener los programadores.

        En todos estos procesos se vulnera un derecho humano fundamental: el derecho que cada uno tiene a su propio y original patrimonio genético, sin interferencias que puedan perjudicar su integridad.
        Todos esos groseros pragmatismos son insensibles al valor dignificante de ser uno mismo, diferente de los demás. Cada ser humano tiene derecho a una unidad genética no compartida con otro, tiene derecho a no venir al mundo con un código genético programado por los deseos o expectativas de sus padres o de la sociedad.
        En el “niño a la carta”, la voluntad de los progenitores –o de los productores, puesto que no siempre serán “encargados” por los progenitores– suplanta el legítimo interés de todo ser humano de ser él mismo, y de autodescubrirse en su propio proceso de desarrollo personal. Sobre la existencia de las personas nadie tiene derecho alguno, pues entonces serían cosas y no personas. La técnica puede lograr muchas cosas, pero no todo lo que mediante ella se puede alcanzar es bueno. No se debe hacer todo lo que se puede hacer.
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                                        6.3 ¿Qué es la bioética?

  La bioética es el estudio sistemático de la conducta humana en los campos de las ciencias biológicas y de la atención de la salud, en la medida en que esta conducta se analiza a la luz de los principios y valores morales [Enciclopedia de bioética del Instituto Joseph i Rose Kennedy, 1978].
Intenta dar una respuesta adecuada a la creciente complejidad presente en la atención sanitaria y en las políticas de salud, fomentando, en la ciudadanía en general y en los profesionales de manera especial, la reflexión que ha de ayudar a conocer cuáles pueden ser las mejores opciones a tomar respecto de nuestra vida en una sociedad de personas libres.
Por eso, la bioética se preocupa por las cuestiones éticas involucradas en la comprensión humana de la vida. Nace por la conciencia de una necesidad de una reflexión crítica sobre los conflictos éticos provocados por los adelantos de la ciencia y la medicina.
La bioética no defiende una actitud moral concreta ni busca ofrecer respuestas determinadas y definitivas. Huye de los posicionamientos morales extremos pero busca una reflexión fundamentada, crítica y argumentada que se centre en la singularidad de la situación concreta.
Ciertamente, la sociedad se caracteriza por la disparidad de creencias e ideas de bien. En el ámbito de la salud, por ejemplo, surgen conflictos entre la voluntad de los pacientes y el criterio de los profesionales. La bioética no es como un protocolo que dice cuál de las dos actitudes es la correcta sino que aporta unos elementos de reflexión que ayudan a analizar la situación concreta para que se llegue a la decisión más acertada. La bioética no determina qué es el bien sino que anima a las personas inmersas en una situación de conflicto a que acuerden el suyo propio a través del diálogo y el respeto.
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jueves, 9 de junio de 2016



   6.1. Necesidad de criterios en la investigación    científica. Progreso científico-Técnico y valores                                     éticos

La tecnología moderna apoyada en el desarrollo científico (tecnociencia) ejerce una influencia extraordinaria en la vida social en todos sus ámbitos: económico político, militar, cultural. La Revolución Científica del Siglo XVII, y la Revolución Industrial iniciada en el Siglo XVIII fueron procesos relativamente independientes. La fecundación recíproca y sistemática entre ciencia y tecnología es, sobre todo, un fenómeno que se materializa a partir de la segunda mitad del siglo y se acentúa notablemente en el siglo actual. El tránsito que vivimos del siglo XX al siglo XXI es un período profundamente marcado por el desarrollo científico y tecnológico.
Lo primero que debe conocer un estudiante que se incorpora a estudios en los campos de la ciencia y la tecnología es que se sumerge en uno de los territorios que definen en gran medida el poder mundial.
La imagen de la ciencia como una actividad de individuos aislados que buscan afanosamente la verdad sin otros intereses que los cognitivos, a veces transmitida por los libros de texto, no coincide para nada con la realidad social de la ciencia contemporánea. En gran medida el desarrollo científico y tecnológico de este siglo ha sido impulsado por intereses vinculados al afán de hegemonía mundial de las grandes potencias y a las exigencias del desarrollo industrial y las pautas de consumo que se producen y se difunden desde las sociedades que han marcado la avanzada en los procesos de modernización.
Por eso los Estados y las grandes empresas transnacionales se cuentan entre los mayores protagonistas de la ciencia y la tecnología contemporáneas.
Durante el siglo XIX surgió la llamada ciencia académica vinculada a la profesionalización del trabajo científico y la consolidación de la investigación científica como una función relevante de la universidad (el paradigma es la Universidad Alemana de inicios del siglo XIX). En este proceso cristalizó también la imagen de la ciencia como búsqueda desinteresada de la verdad a la que aludí antes.
Pero la relación ciencia - sociedad ha experimentado cambios bruscos en este siglo. Sin embargo, hasta hace apenas dos décadas prevaleció un enfoque que hoy se considera insatisfactorio. La idea era que había que invertir fuertemente en investigación básica, lo que a la larga generaría innovación tecnológica y ésta favorecería el desarrollo social. Tras esta idea, en el período que media entre la Segunda Guerra Mundial y los años setenta se invirtió mucho dinero con este fin. La crisis económica que experimentó el capitalismo mundial obligó a reconsiderar este enfoque y transitar a un modelo mucho más dirigista del desarrollo científico técnico. Esto es lo que es propio de la llamada Tercera Revolución Industrial caracterizada por el liderazgo de la microelectrónica y el protagonismo de la Biotecnología, la búsqueda de nuevas formas de energía, los nuevos materiales, entre otros sectores.
Hoy en día es escasa la práctica científica alejada de intereses de aplicación con fines económicos o de otro tipo, lo cual tiene implicaciones en la actividad científica, en la vida de los científicos, las instituciones que los acogen y sus relaciones con la sociedad. La psicología y la ideología empresariales están presentes en el mundo de la ciencia. No es por gusto que los problemas éticos asociados a ciencia y tecnología constituyen preocupaciones cotidianas hoy. Se ha dicho que el poder acumulado es tanto que la pregunta: ¿qué se puede hacer? ha sido desplazada por ¿qué se debe hacer?
Pero ese poder extraordinario está muy mal distribuido a nivel mundial. La inmensa mayoría de la capacidad científica y tecnológica se concentra en un reducido grupo de países industrializados. Las revoluciones científica e industrial de los Siglos XVII y XVIII se desenvolvieron en Europa asociadas al cambio económico, político y cultural que experimentaron aquellas sociedades a partir del Renacimiento. Durante los dos siglos siguientes algunos países lograron incorporarse activamente a esos procesos, entre ellos Estados Unidos, Rusia y Japón.
La mayor parte del mundo, sin embargo, apenas tiene participación en la definición y ejecución de los cursos científico técnicos. Se ha dicho que la ciencia mundial está aún más concentrada que la riqueza mundial. América Latina, por ejemplo, tiene muy poca participación en ciencia y tecnología: poco más del 2% de los científicos e ingenieros que realizan tareas de investigación y desarrollo en el planeta y algo más del 1% de los recursos que se invierten con ese fin.
Sobre todo desde los años sesenta se viene insistiendo en que la salida del subdesarrollo obliga a crear capacidades en ciencia y tecnología. Pero los discursos han desbordado a las realizaciones prácticas.
Dentro de ese panorama la posición de Cuba es muy singular: con relación a sus recursos económicos el país ha hecho un esfuerzo extraordinario en ciencia y tecnología lo cual expresa una voluntad política muy definida. Cuba sigue apostando al desarrollo científico y tecnológico como vehículo del desarrollo social. La ambición por satisfacer las necesidades humanas básicas (en salud, alimentación, etc.) y la necesidad de articular de modo beneficioso la economía cubana a la economía internacional, son los móviles del desarrollo científico y tecnológico cubano que descansa en un esfuerzo educacional sostenido por casi 40 años.
Mientras la mayor parte de los países del Tercer Mundo han renunciado al protagonismo en el campo científico, Cuba insiste en desarrollar una base científico y tecnológica endógena. El problema de la relación ciencia-tecnología-desarrollo es para nuestro país un tema fundamental. Dentro de ese ambicioso propósito la responsabilidad social de la intelectualidad científico técnica es esencial.
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jueves, 2 de junio de 2016



   6.  Valores éticos y su relación con la ciencia y la                                   tecnología

 La ciencia y la tecnología han aportado enormes beneficios a la sociedad.
Todo el mundo es consciente de que el avance tecnológico ha hecho posible disfrutar de la comodidad material y de la riqueza asombrosa también.
Sin embargo, tras una investigación más profunda, muchas personas se han dado cuenta de que estas fuerzas no han tenido efectos ambivalentes.
También es cierto que grandes beneficios y los métodos científicos inventados por los científicos no estan desprovistos de influencias negativas en el planeta de alguna manera u otra.
Un ejemplo sencillo el de un automóvil para que aclare este punto.
El automóvil es un milagro de la ciencia y la tecnología, que nos ha traído una gran comodidad en el transporte, sin embargo, hemos encementado tierras de cultivo que son más productivos que la simple construcción de carreteras.
Además a el uso de gas combustibles, etc se está sumando a la contaminación.
Las emisiones de dióxido de carbono también juegan un papel vital en dañar nuestra salud y el clima también.
Definitivamente tecnologías diversas como las tecnologías nucleares son promoción de la salud.
Hoy en día es posible curar el cáncer a través de tratamientos de radiación.
Sin embargo, las mismas si se utilizan para la destrucción pueden conducir a sufrimientos indescriptibles y terribles.
Muchos de ustedes pueden estar preguntándose por qué se le exige tener una formación en la ciencia y la ética de la tecnología.
Usted puede creer que usted es muy ético y conoce la diferencia entre el bien y el mal.
Uno no debe plagiar, fabricar o falsificar los datos.
Sin lugar a dudas, también usted puede considerar que la mayor parte de su / sus colegas son muy éticos y que no hay ningún problema ético en la investigación científica y la tecnología.
Sin embargo, no es así.
Con el avance tecnológico, diferentes dilemas éticos surgen día a día.
Es por eso que uno debe tener claro entendimiento acerca de la ética y la importancia de la ciencia y la tecnología.
Los métodos científicos y la ciencia no pueden por si mismas, indicar a lo que los seres humanos deben hacer.
Sin embargo, la “eliminación” de los valores humanos de los métodos científicos pueden sesgar los resultados.
En otras palabras, sus productos suponen que son en base a la ética.
Debido a esto, está la amplia visión de que los avances científicos y tecnológicos debe persistir sin tener en cuenta las implicaciones éticas en sus rendimientos.
Es esencial entender que aunque el método científico trata de ser libre de prejuicios, los rendimientos tecnológicos de la ciencia tienen implicaciones excelentes para la ética tanto ambiental como social.
Claramente, sería útil contar con más datos sobre este tema, sin embargo, hasta ahora no hay una verificación de que la ciencia se ha convertido en punto de vista ético deshonesto.
Sin embargo, incluso si la mala conducta es rara, puede tener una influencia notable en la investigación.

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5.8. Generaciones de derecho y hechos histórico que influyeron en su desenvolvimiento



  5.9. Generaciones de derecho y hechos histórico        que influyeron en su desenvolvimiento

 Nuestro país, al igual que muchos otros en Latinoamérica y el mundo, está afectado por la violencia, las guerras, y la desigualdad social y económica. En medio de nuestra cotidianidad, tan aquejada por falta de condiciones mínimas dignas para la mayoría de las personas, se escucha con frecuencia el tema de los Derechos Humanos yde los esfuerzos que múltiples movimientos sociales realizan día a día con el fin de defenderlos permanentemente.
A pesar de ser un tema tan común, nunca nos detenemos a pensar de qué nos están hablando en realidad cuando nos hablan de los Derechos Humanos



       5.8.  Elaboración de la DUDH y la creación de la                    ONU. Circunstancias Históricas

  El nombre de «Naciones Unidas», acuñado por el Presidente de los Estados Unidos Franklin D. Roosevelt, se utilizó por primera vez el 1° de enero de 1942, en plena segunda guerra mundial, cuando representantes de 26 naciones aprobaron la «Declaración de las Naciones Unidas» , en virtud de la cual sus respectivos gobiernos se comprometían a seguir luchando juntos contra las Potencias del Eje.a
En 1945, representantes de 50 países se reunieron en San Francisco en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Organización Internacional, para redactar la Carta de las Naciones Unidas. Los delegados deliberaron sobre la base de propuestas preparadas por los representantes de China, la Unión Soviética, el Reino Unido, y los Estados Unidos en Dumbarton Oaks, Estados Unidos, entre agosto y octubre de 1944.
La primera página de la Carta de las Naciones Unidas
La primera página de la Carta de las Naciones Unidas, 16 de junio de 1947
La Carta fue firmada el 26 de junio de 1945 por los representantes de los 50 países. Polonia, que no estuvo representada, la firmó mas tarde y se convirtió en uno de los 51 Estados Miembros fundadores.
Las Naciones Unidas empezaron a existir oficialmente el 24 de octubre de 1945, después de que la Carta fuera ratificada por China, Francia, la Unión Soviética, el Reino Unido, los Estados Unidos y la mayoría de los demás signatarios.
El Día de las Naciones Unidas se celebra todos los años en esa fecha.
aEl término Eje (Fuerzas del Eje, Eje Roma-Berlín-Tokio) designa el conjunto de países (Alemania, Italia y Japón) que lucharon contra los Aliados durante la Segunda Guerra Mundial.





  5.7.Elaboración de la DUDH: sus artículos y los                           tipos de derecho

 Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana;
Considerando que el desconocimiento y el menosprecio de los derechos del hombre han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad; y que se ha proclamado, como la aspiración más elevada del hombre, el advenimiento de un mundo en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de creencias;
Considerando esencial que los derechos del hombre sean protegidos por un régimen de derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión;
Considerando también esencial promover el desarrollo de relaciones amistosas entre las naciones;
Considerando que los pueblos de las Naciones Unidas han reafirmado en la Carta su fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana y en la igualdad de derechos de hombres y mujeres; y se han declarado resueltos a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad;
Considerando que los Estados Miembros se han comprometido a asegurar, en cooperación con la Organización de las Naciones Unidas, el respeto universal y efectivo a los derechos y libertades fundamentales del hombre; y
Considerando que una concepción común de estos derechos y libertades es de la mayor importancia para el pleno cumplimiento de dicho compromiso;
La Asamblea General
Proclama la presente Declaración Universal de Derechos del Hombre como ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse, a fin de que tanto los individuos como las instituciones, inspirándose constantemente en ella, promuevan, mediante la enseñanza y la educación, el respeto a estos derechos y libertades, y aseguren, por medidas progresivas de carácter nacional e internacional, su reconocimiento y aplicación universales y efectivos, tanto entre los pueblos de los Estados Miembros como entre los de los territorios colocados bajo su jurisdicción:
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